En River Plate hay rituales que no se negocian. Uno de ellos llega cada noviembre: el saludo al Príncipe. Enzo Francescoli, nacido el 12/11/1961, vuelve a ocupar el centro de la escena y el club lo celebra como lo que es: ídolo eterno y parte del ADN millonario. El repaso oficial lo dice todo en “un nuevo cumpleaños del Príncipe”.

El Príncipe y el rito anual del Monumental

La figura de Enzo atraviesa generaciones. Como jugador y como dirigente, su huella ordena una identidad: elegancia para jugar, jerarquía para decidir y una manera de competir que River hizo propia. Ese puente entre pasado y presente explica por qué cada año el Monumental lo aplaude otra vez.

Primer ciclo (1983–1986): adaptación rápida, goleador y salto a Europa

Llegó joven, se adaptó sin excusas y muy pronto fue bandera. En 1985/86 River fue campeón y Enzo terminó de consolidarse como líder futbolístico y goleador. Entre gambetas y asociaciones, dejó estampas que todavía se cuentan en Núñez: una chilena inolvidable en el 86 y definiciones de alta escuela que encendieron a todo el Monumental.

El nivel lo catapultó a Europa. Se fue con la estampa de crack y el cariño intacto. River, mientras tanto, cimentaba una forma de jugar que él había ayudado a moldear.

Regreso (1994–1997): Apertura 94 invicto, Libertadores 96 y tricampeón 96–97

El regreso fue más que un regreso: fue una declaración de principios. Con Enzo como capitán y faro, River ganó el Apertura 1994 de punta a punta, invicto. Dos años más tarde, el equipo levantó la Copa Libertadores 1996 y, ya con la camiseta tatuada en la piel, coronó la Supercopa 1997.

Además, aquella banda conquistó el tricampeonato 96–97 en el torneo local, una marca que define una era. Alrededor del 10 uruguayo crecieron nombres que también son parte de la historia: Ariel Ortega, Hernán Crespo, Juan Pablo Sorín y un juvenil Marcelo Gallardo. El hilo conductor: pertenencia, talento y ambición internacional.

Récords y sello futbolístico

  • Máximo goleador extranjero de River Plate.
  • Más de 130 goles oficiales con la banda y cientos de noches de jerarquía en el Monumental.
  • Partidos por encima de las 230 presencias en dos ciclos inolvidables.
  • Sello propio: control orientado, pausa justa, lectura de jugada y liderazgo sereno.

Para recorrer su biografía completa y las cifras detalladas, vale revisar su perfil enciclopédico y el informe de ESPN Deportes, que subrayan su lugar único en la historia del club.

Jugadas y anécdotas que marcan época

  • La chilena del 86 que todavía se recuerda como una obra de arte en el cielo del Monumental.
  • Los goles y asistencias claves en las campañas 1996–1997, cuando River se hizo fuerte en América y en el torneo local.
  • La sociedad con Ortega y Crespo, pura química y desequilibrio en tres cuartos.
  • El liderazgo silencioso: hablar poco, jugar mucho y contagiar jerarquía.

Ídolo que inspira: el legado en el ADN River

Ortega, Crespo, Sorín, Gallardo. No es solo una lista de apellidos ilustres: es una cadena de transmisión. Enzo fue referencia en la cancha y ejemplo fuera de ella. Dejó un modo de competir que se vuelve visible cada vez que River juega con la frente en alto y la pelota bajo la suela.

Etapa dirigencial: la mesa de decisiones y el proyecto moderno

Ya retirado, Enzo se sentó en la mesa donde se diseña el River del presente. Su participación en la política deportiva fue clave para sostener una idea a largo plazo y respaldar decisiones difíciles con serenidad. El club eligió orden y previsibilidad, como se analizó en la señal política de la dupla Gallardo–Di Carlo y en las claves de la continuidad del DT hasta 2026.

Ese encuadre institucional permite que el legado del Príncipe continúe: formar, competir, trascender. No es casual que los ciclos más ganadores del club encuentren en Enzo una presencia que ordena y potencia.

Por qué River lo celebra cada año

Porque representa identidad, memoria y pertenencia. Porque su nombre está asociado a noches de gloria internacional y a campeonatos locales que definieron una década. Porque, en definitiva, River Plate se mira al espejo de su historia y encuentra en Enzo un reflejo fiel: clase, ambición y respeto por la camiseta.

El ídolo eterno

En cada cumpleaños, el Monumental vuelve a ser su casa. Vos, que viste a River levantar la Libertadores 1996 o que heredaste el amor por la banda de tus viejos, ¿con qué jugada del Príncipe te quedás? ¿La elegancia en el 94 invicto, la jerarquía en el 96 o esa chilena que todavía te eriza la piel?